eficiencia energética

Un coche eléctrico recorre seis veces más que uno de combustión con la misma energía: lo demuestra un físico alemán.

El debate sobre el futuro del transporte está lejos de terminar, pero una nueva intervención del físico y divulgador científico alemán Johannes Kückens ha puesto sobre la mesa una verdad incómoda para los defensores del motor de combustión.

Desde el punto de vista energético, los vehículos eléctricos son hasta seis veces más eficientes que los de combustión, incluso cuando estos últimos usan e-fuels (combustibles sintéticos), según postuló Kückens.

El físico explica, que los motores de combustión interna están sujetos al segundo principio de la termodinámica, que establece un límite físico infranqueable: nunca toda la energía térmica puede convertirse en movimiento útil. Gran parte siempre se pierde como calor residual.

En condiciones reales, los motores de gasolina y diésel modernos apenas alcanzan entre un 20 % y 25 % de eficiencia útil en carretera. Aunque la ingeniería ha avanzado mucho, hoy se ha llegado al techo: "No existe un camino hacia un 80% o 90%. Esa cifra pertenece a otro mundo: el de los motores eléctricos", afirma.

Electricidad que cunde: hasta un 70 % de eficiencia real

Los motores eléctricos, en cambio, operan con una eficiencia muy superior. Incluso considerando pérdidas en la carga de la batería, conversión de corriente y transmisión, llegan al 70 % de efectividad en condiciones reales. Es decir, siete de cada diez kilovatios-hora extraídos de la red llegan efectivamente a las ruedas.

Este contraste no es solo técnico: es transformacional: "Con la misma cantidad de electricidad renovable, un coche eléctrico puede recorrer seis veces más kilómetros que uno de combustión alimentado con e-fuels", concluye Kückens.

El problema con los e-fuels: pérdida tras pérdida

Los e-fuels, promocionados por algunos sectores como solución verde para salvar el motor de combustión, enfrentan el problema de que su producción es extremadamente ineficiente

Requieren tres pasos intensivos en energía:

Electrólisis para producir hidrógeno verde.

Captura de CO₂ del aire o fuentes industriales.

Síntesis química para crear hidrocarburos líquidos.

En cada etapa se pierde energía. Y luego, ese combustible se quema en un motor que desperdicia más del 85 % de su potencial. El resultado: solo alrededor del 10 % de la energía inicial llega a mover el vehículo.

"Lamentablemente, estos combustibles contienen solo la mitad de la energía de la electricidad renovable que se invirtió al principio… y después se queman en un motor ineficiente", detalla el físico.

Con países como Alemania y España expandiendo sus parques solares y eólicos, cada kilovatio-hora de energía renovable es valioso. Usarlo para mover coches mediante e-fuels equivale a desperdiciar el 90 %. En cambio, emplearlo directamente en vehículos eléctricos maximiza su impacto.

Por eso, Kückens insiste: los e-fuels podrían tener sentido en sectores difíciles de electrificar —como aviación o cierta industria pesada—, pero no en el transporte cotidiano.

Europa en la encrucijada

Mientras China avanza a gran velocidad con modelos eléctricos asequibles y cadenas de suministro sólidas, Europa corre el riesgo de quedarse atrás si prolonga artificialmente la vida del motor térmico.

Además, el costo de mantenimiento de vehículos de combustión seguirá aumentando con el precio del CO₂, mientras los eléctricos se vuelven más económicos con el tiempo.

El cambio también es cultural

Aún persisten reticencias: autonomía, precios, falta de puntos de carga. Pero esos argumentos se basan en percepciones de hace años. Hoy hay modelos con más de 400 km de autonomía, precios competitivos y redes de carga en expansión.

Lo que falta, dice Kückens, es aceptar una evidencia clara: el motor eléctrico es superior en eficiencia, sostenibilidad y futuro económico.

Fuente e Imagen: Ecoinventos