Justicia

Padre será sentenciado por muerte de su bebé de 5 meses.

Un tribunal aceptó el juicio simplificado tras la confesión del hombre acusado de arrojar al suelo a su hija en medio de un episodio de drogas. El caso conmueve al barrio Casabó, donde aún buscan respuestas.

El Barrio Casabó aún no logra reponerse de la madrugada más oscura que recuerda. Fue el 10 de noviembre cuando vecinos escucharon gritos desesperados, vieron a una madre corriendo detrás del padre de su hija, y fueron testigos de un acto atroz: el hombre arrojó a su bebé de cinco meses al suelo. La pequeña no sobrevivió, y desde entonces, la tristeza se instaló en cada rincón del barrio.

Este jueves, el tribunal que sigue el caso aceptó llevar adelante un juicio simplificado. El imputado, un joven de 22 años, admitió su responsabilidad, reconociendo que actuó bajo los efectos de drogas.

En su primera declaración había dicho que pensaba que sostenía una muñeca. Más tarde
, confesó que sabía que era su hija y que su acción fue voluntaria.

La decisión judicial acelera el proceso, y si bien no habrá un juicio tradicional, el reconocimiento del crimen permite avanzar hacia una condena firme.

Para la familia de la víctima y para los vecinos de Casabó, se trata de un paso necesario en la búsqueda de justicia, aunque nada alivie del todo la pérdida.

La escena aún es vívida en quienes presenciaron ese momento: la madre gritando, el cuerpo de la bebé en el suelo, y la incredulidad colectiva ante un acto tan devastador.

Algunos intentaron intervenir, otros quedaron paralizados

Este caso no solo movilizó al sistema judicial, sino también a la comunidad, que cuestiona cómo se llega a situaciones tan extremas, qué señales se pasaron por alto y cómo evitar que algo así vuelva a suceder.

Casabó no olvida. Hoy, con el juicio simplificado, el proceso judicial entra en su etapa final, pero el duelo y las preguntas continúan.

La fecha de la sentencia será confirmada en los próximos días. Mientras tanto, lo que queda es una mezcla de dolor, reflexión y una pequeña certeza: el crimen no quedará impune.