INVESTIGACIÓN

Atentado al INR: el ataque no iría dirigido a la Directora, sino a un funcionario del COMCAR.

El atentado a tiros contra la sede del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), ocurrido el domingo pasado, dio un nuevo giro. Si bien inicialmente se creyó que la amenaza —dejada en una hoja A4 con la frase "Ojo por ojo. La próxima va pa tu auto con tu familia adentro"— estaba dirigida a la directora del organismo, Ana Juanche, nuevas revelaciones indican que el blanco real sería otro.

Se registró un vuelco en la investigación respecto al atentado ocurrido en la madrugada del domingo  15 de noviembre contra la sede central del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR).

Según informó este viernes el periodista Gabriel Pereyra en Informativo Sarandí, el ataque no sería dirigido a la Directora de la institución, Dra. Ana Juanche, sino que a un funcionario encargado de la seguridad dentro del módulo de alta seguridad.

El autor intelectual del ataque, Rodrigo Cabrera Hernández, integrante de la banda criminal Los Albín y preso en el Módulo 25 del COMCAR, estaría amenazando a un gendarme de la prisión. 

El origen del conflicto

La tensión habría surgido tras una serie de medidas disciplinarias impuestas al interno: requisas de celulares (uno de los cuales habría pagado 300.000 pesos), la incautación de tres colchones de su celda y la aplicación de sanciones administrativas.

Fuentes consultadas por Pereyra, informaron que el punto de quiebre fue cuando el funcionario habría "propinado una golpiza" a Cabrera durante un operativo de control.

En respuesta, el preso habría ordenado desde prisión el ataque simbólico contra el INR, utilizando la institución como representante del sistema penitenciario, aunque el mensaje era, en realidad, para ese agente específico.

Un mensaje de "interna carcelaria"

Así, el hecho deja de interpretarse como un ataque directo a la cúpula del INR o una represalia por políticas institucionales, y pasa a ser entendido como parte de una disputa interna dentro del sistema carcelario, donde los recluidos utilizan acciones externas para ejercer presión o venganza.

Pese a esta nueva hipótesis, las autoridades mantienen la gravedad del episodio. El ataque con armas de fuego y la amenaza escrita representan una grave violación al orden público y evidencian la capacidad de ciertos grupos delictivos para actuar desde el interior del sistema penitenciario.

Ana Juanche continúa bajo custodia policial, mientras avanza la investigación judicial sobre el caso, que incluye el análisis de cámaras de seguridad y el seguimiento del entorno del autor material del ataque.

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