PAN DE AZÚCAR

Entre la esperanza y el desamparo en la cobertura de emergencias

La ciudad de Pan de Azúcar enfrenta desafíos persistentes con el servicio de ambulancias, evidenciando un conflicto entre la necesidad ciudadana y la disponibilidad de recursos esenciales.

La comunidad de Pan de Azúcar enfrenta desafíos persistentes con el servicio de ambulancias

Desde la tranquila ciudad de Pan de Azúcar, un día nublado y húmedo sirve de telón de fondo para abordar un tema recurrente y preocupante: los incidentes de tránsito y la eficacia de los servicios de emergencia.

La noche anterior, cerca de las 23.00 horas, se reportó un nuevo accidente en la notoria intersección de General Artigas y Félix de Lizarza, involucrando a un joven motociclista y una camioneta.

Este lugar, marcado por el trágico recuerdo de Joaco, un prometedor fotógrafo cuya vida se apagó prematuramente, vuelve a ser escenario de preocupación y debate entre los vecinos.

La demora de 25 a 30 minutos en la llegada de la ambulancia para asistir al joven herido resalta una problemática latente: la insuficiente cobertura de los servicios de emergencia médica.

Aunque la inauguración de un nuevo puesto de ambulancias en la calle Ituzaingó, a escasas cuadras del incidente, había generado esperanzas y celebraciones en la comunidad, la realidad dista mucho de las expectativas.

La base opera hasta las 22.00 horas, dejando a Pan de Azúcar vulnerable y sin asistencia inmediata fuera de este horario, obligando a esperar ayuda desde Piriápolis.

Este episodio no es aislado.

Otro incidente durante un desfile en Piriápolis expuso la rigidez y limitaciones en la prestación del servicio de ambulancias.

Una persona sufrió una descompensación en la vía pública, pero la ambulancia disponible se negó a asistir por estar asignada exclusivamente a un evento.

Esta situación, que culminó con la intervención de un patrullero para trasladar al afectado, evidencia una brecha crítica en la respuesta a emergencias, independientemente de la hora o el evento en cuestión.

La voz de la comunidad de Pan de Azúcar y sus alrededores clama por una solución integral que garantice la seguridad y bienestar de sus ciudadanos.

La negativa a prestar asistencia, por cualquier motivo, contradice los principios básicos de empatía y responsabilidad social.

Es imperativo replantear y fortalecer los mecanismos de respuesta ante emergencias, asegurando que la cobertura sea continua, eficiente y, sobre todo, humana.