Formación y disciplina

Momento histórico: la Princesa Leonor voló sola un avión militar.

Un paso histórico en su formación militar marcó la jornada de la Princesa Leonor, quien realizó por primera vez un vuelo en solitario en un avión de entrenamiento del Ejército del Aire y del Espacio, consolidando su preparación castrense y su compromiso con el rol institucional que asumirá en el futuro.

La Princesa Leonor protagonizó un momento histórico en su proceso de formación militar al realizar por primera vez un vuelo en solitario a bordo de un avión militar, un hito que marca un antes y un después en la carrera de todo aspirante a piloto y que refuerza su preparación como futura Jefa del Estado.

El episodio tuvo lugar en la Academia General del Aire y del Espacio, ubicada en San Javier, donde la heredera al trono español cumple parte de su instrucción en el Ejército del Aire y del Espacio, luego de haber atravesado un exigente período de entrenamiento teórico, prácticas en simulador y vuelos acompañados por instructores.

Tras varios meses de preparación, la princesa tomó los mandos del Pilatus PC-21, una aeronave de entrenamiento avanzado utilizada por la Fuerza Aérea Española, completando de forma satisfactoria la maniobra conocida como “la suelta”, considerada uno de los desafíos más simbólicos y exigentes dentro de la instrucción aeronáutica.

Desde la Casa Real se difundieron imágenes oficiales que reflejan distintos momentos de la jornada, desde la inspección previa del avión y los procedimientos antes del despegue, hasta el regreso a tierra y la celebración junto a sus compañeros tras un aterrizaje exitoso, escenas que rápidamente recorrieron medios y redes sociales.

Este avance forma parte del último tramo de su formación castrense, que contempla el paso por los tres cuerpos de las Fuerzas Armadas, y subraya el compromiso de la Princesa Leonor con una preparación integral, rigurosa y alineada con la tradición institucional que también recorrió su padre, el rey Felipe VI.

El vuelo en solitario no solo representa un logro personal dentro de su carrera militar, sino que también se convierte en una señal clara del camino de responsabilidad y servicio que la Princesa de Asturias continúa construyendo, paso a paso, de cara a su futuro rol al frente del Estado español.