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Brotes de Covid-19: América Latina en el foco de la vigilancia epidemiológica
A pesar de los avances en vacunación y medidas preventivas, el mundo enfrenta nuevos brotes de Coronavirus en este año 2025, con América Latina reportando un aumento preocupante de casos. La región lucha contra ello en un contexto de desafíos estructurales y nuevas variantes bajo escrutinio.
En los primeros casi siete meses del año, el mundo ha observado con preocupación el resurgimiento de brotes de Covid-19, recordando los estragos causados por la pandemia que comenzó en el 2019.
Aunque la vacunación masiva y las medidas de contención lograron reducir significativamente el impacto del virus en años anteriores, nuevos focos de infección han encendido las alertas en diversas regiones, con América Latina como uno de los epicentros de atención.
Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), países como Brasil, México, Argentina, Colombia y Perú han reportado un aumento de casos confirmados en las primeras semanas de 2025. Agregándose a esto lo sucedido en Honduras, donde desde hace 48 horas comenzó el teletrabajo en varias dependencias públicas, ante cientos de fallecimientos por Coronavirus.
Brasil, que históricamente ha sido uno de los países más afectados en la región, lidera con miles de nuevos contagios, seguido de cerca por México y Argentina.
La OPS ha señalado que, aunque la tasa de mortalidad es menor que en los picos de 2020-2022, la rápida propagación de nuevas variantes, como la recientemente detectada en Brasil y monitoreada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), plantea riesgos significativos.
Un informe reciente de la OPS destaca que las condiciones estructurales de América Latina, como la alta informalidad laboral, el hacinamiento y la limitada infraestructura sanitaria, continúan siendo un caldo de cultivo para la propagación del virus.
En 2020, estas mismas condiciones contribuyeron a que la región registrara más de 76.5 millones de casos y 1.7 millones de muertes por Covid-19 hasta septiembre de 2022.
En 2025, la situación no parece haber cambiado drásticamente, con sistemas de salud aún enfrentando déficits de camas de cuidados intensivos y ventiladores mecánicos, lo que agrava el impacto. Si bien en nuestro país, el sistema sanitario se encuentra robusto.
La aparición de una nueva variante, apodada "Frankenstein" en algunos medios, ha generado alarma en Brasil y países vecinos, donde las autoridades están en alerta para determinar medidas de contención.
Aunque los datos sobre esta variante son preliminares, su alta infectividad ha llevado a la OMS a intensificar su monitoreo.
Los expertos advierten que la falta de pruebas diagnósticas generalizadas y la baja cobertura de vacunación de refuerzo en algunos países de la región podrían estar contribuyendo a la propagación.
Por ejemplo, en el año 2022, solo un pequeño porcentaje de las dosis globales de vacunas llegó a países de bajos ingresos, un problema que persiste en ciertas áreas de América Latina.
En respuesta, varios gobiernos han reforzado medidas de prevención.
Asimismo, la OPS ha instado a los países a intensificar la vacunación, alcanzar coberturas superiores al 95% y fortalecer los sistemas de vigilancia epidemiológica para detectar y contener brotes de manera temprana.
A nivel global, la OMS reporta que los casos de Covid-19 han disminuido en algunas regiones, pero la incertidumbre persiste.
En América Latina, la combinación de factores estructurales, nuevas variantes y una posible fatiga pandémica entre la población podría prolongar la crisis.
Los expertos coinciden en que fortalecer la atención primaria y mejorar el acceso equitativo a vacunas y tratamientos son clave para evitar que el virus se vuelva endémico en la región, como ya se ha observado en algunas zonas del Reino Unido.
Mientras el mundo sigue lidiando con las lecciones de la pandemia, América Latina enfrenta el desafío de romper el ciclo de “pánico y olvido”.
La comunidad internacional, liderada por organismos como la OMS y la OPS, continúa abogando por una respuesta coordinada que priorice la equidad y la preparación ante futuras emergencias sanitarias.
La región, una vez más, se encuentra en una encrucijada donde la acción rápida y la cooperación serán esenciales para mitigar el impacto de estos nuevos brotes.