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Basura como combustible: Suecia importa desechos para producir electricidad y calentar los hogares.

Cada año, millones de toneladas métricas de basura procedentes del Reino Unido, Noruega e Italia llegan a Suecia no para llenar vertederos, sino para convertirse en electricidad y calefacción. Este sistema eficiente ha convertido al país escandinavo en un referente mundial de gestión de residuos, aunque con una particularidad; importa desechos porque ya no genera suficientes dentro de sus fronteras.

Basura como combustible: el modelo sueco

Suecia es pionera en la valorización energética de residuos (WtE), un proceso que consiste en incinerar basura bajo estrictas normas ambientales para generar energía útil.

En el año 2022, el país procesó 20,2 millones de toneladas métricas de residuos domésticos, de las cuales 6,68 millones (33%) se usaron como combustible en plantas de cogeneración.

Gracias a este sistema, más de la mitad de los hogares suecos reciben calefacción urbana —un sistema centralizado que distribuye calor desde plantas termoeléctricas—, y alrededor del 10% de la electricidad nacional proviene de la quema de residuos.

¿De dónde viene la basura?

Aunque Suecia recicla más del 99% de sus desechos (menos del 1% va a vertederos), no produce suficiente basura para mantener todas sus plantas en pleno funcionamiento. Por eso, desde al menos 2010, el país importa residuos de otros países europeos.

En 2024, Suecia importó 3,86 millones de toneladas métricas de desechos, principalmente del Reino Unido, Noruega e Italia.

Estos países pagan a empresas energéticas suecas por eliminar sus residuos, lo que convierte la incineración en una actividad rentable. En 2013, estas compañías ganaron unos 122,7 millones de dólares por este servicio.

"Las plantas podrían funcionar con biocombustibles si faltara basura, pero preferimos usar residuos urbanos: es más sostenible y económico", explicó Anna-Carin Gripwall, de Avfall Sverige, la asociación nacional de gestión de residuos.

Un negocio circular… y lucrativo

El modelo sueco no es solo ecológico: es también económico. Las empresas cobran por recibir y quemar la basura extranjera, generando ingresos mientras ayudan a otros países a gestionar sus desechos.

Sin embargo, Suecia también exporta ciertos tipos de residuos, como plásticos complejos o aparatos electrónicos, hacia naciones con tecnología especializada para su tratamiento, como Dinamarca o Alemania.

¿Mito o realidad? "Suecia necesita basura ajena para sobrevivir energéticamente"La afirmación es mayormente cierta, pero con matices:

Sí importa millones de toneladas de basura anuales.

Esa basura se usa para generar electricidad y calefacción.

No depende exclusivamente de ella: las plantas pueden usar biocombustibles alternativos.

Suecia no está en crisis de combustible, pero sí tiene una infraestructura tan eficiente que prefiere importar basura antes que dejar plantas ociosas.