PSICOLOGÍA POSITIVA
Ser optimista: 3 formas de ver el vaso medio lleno.
Ser positivo no significa ignorar los problemas ni fingir que todo es perfecto. Según la psicología positiva, una rama científica fundada por el psicólogo Martin Seligman, ser positivo es aprender a dar más peso a lo bueno sin negar lo difícil. Es, en definitiva, entrenar la mente para resistir mejor las adversidades y construir una vida con más sentido.
Cada vez más estudios lo confirman: la actitud positiva no es solo cuestión de carácter, sino una habilidad que se puede entrenar.
Inspirada en la psicología positiva, una corriente científica liderada por Martin Seligman, esta forma de pensar no ignora las dificultades, pero elige enfocarse en lo que sí funciona, lo que sí se puede cambiar y lo que vale la pena agradecer.
“La vida inflige los mismos contratiempos al optimista y al pesimista, pero el optimista los supera mejor”, dijo Seligman.
Y la buena noticia es que la actitud positiva se puede cultivar, más allá del temperamento innato. A través de tres dimensiones clave, cualquier persona puede fortalecer su bienestar emocional:
1. El placer: vivir el presente con gratitud
No se trata solo de sentir alegría, sino de construir una vida rica en emociones positivas duraderas. Para lograrlo, Seligman recomienda:
Honrar el pasado con gratitud y perdón.Disfrutar el presente aprendiendo a gestionar las emociones negativas.Mirar al futuro con esperanza, sin caer en la ansiedad.
Pequeñas prácticas, como escribir lo que agradeces cada día, pueden cambiar tu perspectiva.
2. Una vida buena: fortalezas que te hacen pleno
La felicidad no depende solo del éxito o el dinero, sino de sentirse realizado. Aquí entran en juego las fortalezas de carácter, que se pueden desarrollar. Seligman identificó 24, agrupadas en seis virtudes:
Sabiduría y conocimiento (curiosidad, amor por el aprendizaje)
Coraje (valentía, perseverancia)
Humanidad (bondad, empatía)
Justicia (liderazgo, equidad)
Moderación (humildad, autodominio)
Trascendencia (aprecio por la belleza, propósito de vida)
Fortalecer estas áreas ayuda a construir relaciones, metas y un sentido más profundo de pertenencia.
3. Altruismo: la felicidad que viene de ayudar
Uno de los descubrimientos más poderosos de la psicología positiva es que ayudar a otros mejora nuestro bienestar. El altruismo activa circuitos cerebrales vinculados a la satisfacción y reduce el estrés. No se trata de grandes gestos, sino de pequeños actos de bondad diaria.
A diferencia de los mensajes superficiales del “piensa en positivo”, esta disciplina no niega el dolor, sino que enseña a enfrentarlo con herramientas reales. Como dice el psicólogo Enric Valls, la psicología positiva no es magia: es ciencia aplicada a la felicidad.
Ver el vaso medio lleno no es ingenuidad. Es una decisión consciente, entrenable… y transformadora.