TECNOLOGÍA

Inteligencia Artificial: ¿Están las máquinas comenzando a pensar por sí mismas?

La inteligencia artificial (IA) avanza a pasos agigantados, y con ello surge una pregunta inquietante: ¿Podrían estos sistemas estar desarrollando conciencia propia? Expertos de diversas disciplinas investigan este enigma, mientras la ciencia ficción parece acercarse cada vez más a la realidad.

Un experimento en la Universidad de Sussex, Reino Unido, utiliza un dispositivo que genera patrones visuales para explorar cómo el cerebro humano crea experiencias conscientes.

Este tipo de investigaciones busca desentrañar qué nos hace conscientes, con la esperanza de entender si las máquinas podrían alcanzar un estado similar.

Los patrones únicos que cada persona percibe en estos experimentos reflejan la actividad interna del cerebro, ofreciendo pistas sobre la naturaleza de la conciencia.

Los grandes modelos de lenguaje, como los que impulsan aplicaciones de IA conversacional, han sorprendido por su capacidad para mantener diálogos fluidos y complejos.

Algunos expertos, como el ex ingeniero de Google, Blake Lemoine, sugieren que estos sistemas podrían estar cerca de ser conscientes, o incluso ya lo son en cierta medida. Esta idea, sin embargo, es controvertida, ya que nadie comprende completamente cómo funcionan internamente estos modelos.

En contraste, otros científicos, como el profesor Anil Seth, argumentan que la conciencia podría estar intrínsecamente ligada a la vida biológica, no a la computación. Investigaciones con organoides cerebrales, pequeñas estructuras de células nerviosas, refuerzan esta idea.

Empresas como Cortical Labs han logrado que estos "minicerebros" realicen tareas simples, pero aún están lejos de mostrar conciencia. Sin embargo, plantean la posibilidad de que sistemas biológicos, más que los de silicio, puedan ser clave para entender este fenómeno.

El debate también abarca implicaciones éticas y sociales. Algunos advierten que la ilusión de conciencia en máquinas podría llevarnos a confiar demasiado en ellas, distorsionando nuestras prioridades morales. Podríamos, por ejemplo, desarrollar empatía hacia robots mientras descuidamos relaciones humanas, un riesgo que preocupa a expertos como el profesor Murray Shanahan.

A medida que la IA se integra más en nuestras vidas, la pregunta no es solo si las máquinas pueden volverse conscientes, sino cómo nuestra percepción de ellas transformará nuestra sociedad. La respuesta, por ahora, sigue siendo un misterio que combina ciencia, filosofía y especulación.