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El 8 de marzo: Una mirada a su origen histórico como Día Internacional de la Mujer

A lo largo de más de un siglo, esta fecha ha evolucionado para convertirse en un recordatorio anual de los avances logrados y los desafíos persistentes en la lucha por los derechos de las mujeres en todo el mundo.

Hace más de un siglo, el 8 de marzo se estableció como el Día Internacional de la Mujer, marcando un día de reflexión sobre los logros y desafíos en la lucha por la igualdad de género. En esta fecha, se conmemoran los derechos conquistados por las mujeres y se rememora la larga historia de esfuerzos y sacrificios para obtenerlos.

Desde marchas hasta manifestaciones, este día se convierte en un escenario global para poner de manifiesto la persistente desigualdad de género y abogar por la igualdad real. Las reclamaciones más comunes incluyen la equiparación laboral y salarial, la presencia equitativa en roles políticos y empresariales, el rechazo a la violencia de género y la necesidad de políticas efectivas para abordarla.

La elección del 8 de marzo como día emblemático tiene sus raíces en eventos históricos. En 1857, las trabajadoras de una fábrica textil en Nueva York protestaron contra las condiciones laborales, destacando la desigualdad salarial. En 1907, la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas sentó las bases para la Internacional Socialista de Mujeres, con el sufragio femenino como objetivo.

El primer Día Internacional de la Mujer, en 1909, apoyó la huelga de trabajadoras textiles en Nueva York. La propuesta de fijar un día simbólico en torno al 8 de marzo se consolidó en 1910. En 1911, varios países europeos adoptaron la fecha para conmemorar los derechos de las mujeres, especialmente el derecho al voto.

A lo largo del siglo XX, los conflictos fortalecieron el papel de la mujer. En 1975, la ONU oficializó el Día Internacional de la Mujer. Si bien no es fácil señalar un solo evento como la razón definitiva para la elección del 8 de marzo, se entiende como una lucha colectiva y un esfuerzo prolongado en el tiempo, donde cada generación asume el deber de luchar por la igualdad y el bienestar de las generaciones futuras.