TRAGEDIA
Crimen Morosini: “Yo no quiero lastimar a nadie, pero no tengo opción”.
El jockey de 28 años que se arrojó a un arroyo con sus hijos en el auto, había anticipado su fatal decisión en un mensaje de voz. Allí, Morosini habló de su desesperación, de no querer seguir viviendo y de no poder irse “sin los niños”; tal cual reproducen los colegas de El País a través de un detallado informe de Eduardo Barreneche.
El viernes pasado, la tragedia golpeó a Soriano y a todo Uruguay, con la noticia de la muerte de Andrés Morosini, de 28 años, y sus dos hijos, Francisco (6) y Alfonsina (2).
Los tres fueron hallados sin vida dentro del vehículo que el hombre condujo hasta un arroyo en Río Negro.
Lo que más estremeció fue la revelación de un audio enviado dos días antes, donde Morosini confesaba que no quería continuar con su vida y que no podía “irse de este mundo” sin sus hijos.
En la grabación, divulgada por primera vez por El País, Morosini admite estar “sumamente mal” y sin fuerzas: “Trato de ser lo más fuerte que hay pero no puedo”, expresó.
También aseguró que lo que atravesaba “no tenía solución”, que lo único que le quedaba era su familia y que no veía escapatoria.
En otro pasaje sentenció: “Yo no quiero lastimar a nadie, pero no tengo opción”.
El contexto judicial que rodeaba al joven ya evidenciaba una situación de alto riesgo.
Días antes, la madre de los niños lo había denunciado por violencia psicológica.
La Justicia le había impuesto una orden de alejamiento de 50 metros hacia ella, aunque no existía restricción respecto a los menores.
La mujer rechazó el ofrecimiento de contar con custodia policial y el acuerdo fue que Morosini se mudara a la casa de sus padres, ubicada apenas a 80 metros de la vivienda familiar.
El 11 de septiembre, el mismo día en que secuestró a los niños, Morosini rompió la medida cautelar y se presentó en la casa de su ex pareja a primera hora, lo que derivó en una discusión.
Luego, fue a su lugar de trabajo en Dolores, pero al encontrarse con un paro en la construcción, partió directo a buscar a Francisco y Alfonsina.
Entre las 07.00 hs. y las 10.00 horas, envió el mensaje de voz que hoy se interpreta como un anticipo del crimen y posterior suicidio.
La Justicia había evaluado que, dada la cercanía entre ambas casas, no era posible colocarle una tobillera electrónica.
En su resolución, la Jueza actuante consignó que la madre “apostaba por la familia”.
Esa apuesta, sin embargo, terminó envuelta en una de las tragedias más estremecedoras de los últimos tiempos, dejando en evidencia las grietas del sistema de protección ante la violencia familia.
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