ECONOMÍA
Fin del cepo cambiario en Argentina: ¿Cómo afecta a Uruguay?
Este lunes 14 de abril, el país vecino eliminó las restricciones que limitaban la compra de la moneda americana desde 2011. El dólar minorista abrió a $1190, un 8,4% más que el viernes ($1097), mientras que el mayorista arrancó en $1170, subiendo un 8,5%.
El Presidente de la República Argentina, Javier Milei, celebró la medida como un hito, tras un acuerdo con el FMI por $20.000 millones, de los cuales $15.000 millones estarán disponibles este año para fortalecer las reservas del Banco Central.
El nuevo régimen establece una flotación del tipo de cambio entre $1100 y $1400, con ajustes mensuales del 1% en los límites. Si el dólar cae por debajo de $1100, el Banco Central comprará divisas para sostenerlo; si supera $1400, venderá para contenerlo.
Dentro de esta banda, el tipo de cambio fluctuará libremente según la oferta y la demanda, aunque el BCRA podrá intervenir para acumular reservas o mitigar volatilidad.
Efecto positivo para Uruguay
La eliminación del cepo cambiario podría impulsar el turismo hacia Uruguay, un destino tradicionalmente atractivo para los argentinos.
Con menos restricciones para comprar dólares, los ciudadanos argentinos tendrían mayor facilidad para planificar viajes al exterior, lo que podría traducirse en un aumento de visitantes a ciudades como Punta del Este, Montevideo y Colonia.
Este flujo adicional de turistas beneficiaría a la economía uruguaya, especialmente a sectores como hotelería, gastronomía y comercio.
Efecto negativo para Uruguay
Sin embargo, la medida también podría tener otras repercusiones. Si la flotación del tipo de cambio provoca una mayor depreciación del peso argentino, los turistas de ese país podrían enfrentar una reducción en su poder adquisitivo al visitar Uruguay.
Esto limitaría su capacidad de gasto, afectando el impacto económico positivo del turismo.
Además, la volatilidad en el mercado cambiario podría generar inestabilidad en la región, complicando las relaciones comerciales bilaterales y las decisiones de inversión entre ambos países, lo que podría repercutir en la economía uruguaya a mediano plazo.