SALUD

Vino contra la fiebre: Insólito precursor del termómetro moderno.

Antes de que el mercurio revolucionara la medicina, los doctores del siglo XVII se valían de métodos insólitos para medir la temperatura corporal. Entre ellos, uno destacaba por su originalidad y su ingrediente principal: vino tinto.

Mucho antes de que los termómetros digitales y de mercurio fueran herramientas básicas en cualquier botiquín, los médicos del pasado enfrentaban un enorme desafío: cómo medir la fiebre.

En una época en la que el concepto de temperatura corporal apenas comenzaba a tomar forma, la ciencia se mezclaba con el ingenio, y a veces con el alcohol.

A comienzos del siglo XVII, el médico italiano Santorio Santorio -figura clave en la historia de la medicina-, desarrolló un rudimentario dispositivo que podría considerarse uno de los primeros termómetros clínicos.

Se trataba de un tubo de vidrio con una pequeña esfera en su base, que contenía vino tinto.

La lógica era simple pero innovadora: al calentarse el líquido con el contacto del cuerpo, este se expandía, subiendo por el tubo y dando una referencia visual del calor del paciente.

Este artilugio marcó un antes y un después.

Hasta ese entonces, los doctores se guiaban por métodos subjetivos: colocaban la mano en la frente del enfermo, observaban el color de la piel o evaluaban su sudor.

Las enfermedades se entendían a través del modelo de los “humores”, que atribuía los síntomas a un desequilibrio interno entre flema, sangre, bilis amarilla y bilis negra.

La fiebre era vista más como una señal de ese desbalance que como un dato clínico mensurable.

El uso del vino como fluido termométrico, aunque poco preciso, sentó las bases para una medicina más cuantificable.

Décadas más tarde, otros científicos perfeccionarían esta idea, hasta llegar al uso del mercurio, cuyo comportamiento térmico más estable permitió mediciones más exactas.

Hoy, esa imagen de un doctor con un tubo de vino puede parecer pintoresca o absurda, pero representa un momento clave en la evolución del pensamiento científico: cuando el instinto comenzó a dejar paso a la medición.