despedida sostenible
Primer “ataúd viviente” de hongos: una alternativa ecológica en los funerales.
La empresa holandesa Loop Biotech lanzó el primer ataúd viviente del mundo hecho de micelio de hongos y fibras de cáñamo reciclado, biodegradable en 45 días y disponible en el Reino Unido desde febrero de 2025, promoviendo entierros que enriquecen el suelo en lugar de contaminarlo.
Loop Biotech, fundada en 2020 por Bob Hendrikx y Lonneke Westhoff en los Países Bajos, presentó el Loop Living Cocoon, un ataúd cultivado en solo siete días a partir de micelio (la red radicular de hongos) y fibras de cáñamo upcycled.
Este innovador producto, certificado por la Funeral Furnishing Manufacturer’s Association (FFMA), se biodegrada completamente en 45 días, convirtiendo al difunto en nutrientes para el suelo sin dejar residuos tóxicos.
A diferencia de los ataúdes tradicionales de madera con pegamentos y metales que tardan décadas en descomponerse y emiten carbono, el Living Cocoon evita la deforestación y reduce la huella ambiental de los funerales.
En febrero de 2025, Poetic Endings, una funeraria en el sureste de Londres, se convirtió en la primera en ofrecer este ataúd en el Reino Unido.
El ataúd, forrado con musgo o lana natural y disponible en colores “Calm” o “Wild”, cuesta alrededor de 1.433 euros (aprox. 1.500 USD), comparable a un ataúd de madera básico pero con beneficios ecológicos superiores.
La empresa también ofrece el Loop ForestBed, un soporte biodegradable para entierros verdes, y el Loop EarthRise, una urna para cenizas que se descompone de manera similar.
GreenAcres, que gestiona parques conmemorativos en el Reino Unido, incorporó estos productos en septiembre de este año en ubicaciones como Norfolk y Essex, permitiendo entierros con árboles vivos en lugar de lápidas de granito.
Esta innovación responde a la creciente demanda de funerales sostenibles, con el número de cementerios verdes en EE.UU. cuadruplicándose en la última década.
En Canadá, Mount Pleasant Group se unió como el primero en ofrecerlos.
Hendrikx enfatizó que “el ataúd viviente no solo evita una gran huella de carbono, sino que mejora la calidad del suelo”, completando el “círculo de la vida” de forma natural.
Aunque aún no ampliamente disponible en Latinoamérica, representa un avance global hacia prácticas funerarias ecológicas, con ventas de unos 2.500 ataúdes en Europa hasta 2025.