ATENTADO

Lady Gaga (Río de Janeiro): Imponente Show pudo terminar en tragedia.

En Brasil, se frustró un atentado con bomba contra el concierto de la cantante, Gaga. Reunió a 2,1 millones de personas, en Copacabana.

Un plan para detonar explosivos durante el recital de Lady Gaga en Río de Janeiro, que atrajo a más de dos millones de personas, fue frustrado por la Policía.

La operación, bautizada “Fake Monster” en referencia al álbum debut de la cantante, culminó con la detención de un adulto y un menor implicados en un plan para usar explosivos caseros.

Las autoridades descubrieron el complot tras una alerta de la Subsecretaría de Inteligencia, que detectó actividades sospechosas en plataformas digitales.

Los sospechosos, que se identificaban como parte de la comunidad de fans de Gaga, los “Little Monsters”, reclutaban adolescentes en línea para ejecutar ataques con artefactos improvisados y cócteles molotov, buscando notoriedad en redes sociales.

El concierto, parte de una iniciativa del Ayuntamiento de Río para impulsar la economía local, generó un impacto de 106 millones de dólares. Con un dispositivo de seguridad que incluyó 5.000 agentes, drones, cámaras con reconocimiento facial y 18 puntos de control, la Policía incautó 200 cuchillos y neutralizó la amenaza sin incidentes.

Lady Gaga, quien no se presentaba en Brasil desde hacía 13 años, ofreció un espectáculo de más de dos horas con éxitos como “Poker Face” y “Born This Way”: “Esta noche estamos haciendo historia. Gracias por hacer historia conmigo”, expresó la cantante, emocionada, mientras ondeaba una bandera brasileña.

La investigación reveló que los detenidos, uno por posesión ilegal de armas y discursos de odio, y el otro por almacenar pornografía infantil, operaban desde Río de Janeiro, São Paulo y Mato Grosso.

La Policía ejecutó 15 órdenes de allanamiento, desmantelando una red que usaba lenguaje codificado y simbolismo extremista.

El evento superó el récord de asistencia de Madonna en Copacabana, consolidando a Gaga como un ícono global. Las autoridades planean más eventos de esta magnitud hasta 2028, mientras refuerzan la seguridad para proteger a los asistentes y mantener a Río como un destino cultural y económico vibrante.