INVESTIGAN
Alerta ambiental: dos ballenas muertas en el Río de la Plata
En menos de siete días, agentes oficiales encontraron dos ejemplares juveniles de ballena sei varados en las costas del estuario. Especialistas investigan las causas y alertan sobre los riesgos del ingreso de estas especies a aguas dulces.
En los últimos días, pescadores y vecinos alertaron sobre el hallazgo de dos ballenas sei (Balaenoptera borealis) muertas en las inmediaciones del Río de la Plata.
El primer cuerpo apareció frente a Vicente López el 9 de julio, mientras que el segundo fue encontrado cerca de Tierra Santa, en la Costanera Norte de Buenos Aires, el pasado lunes, en Argentina.
Según los reportes, ambos eran ejemplares juveniles de entre 6 y 8 metros de largo.
Los especialistas de la nación hermana, trabajan para extraer muestras y determinar las causas de muerte.
Aunque las necropsias están en curso, se barajan hipótesis como enfermedades, desorientación en su ruta migratoria o estrés por nutrientes tóxicos, pero hasta ahora no hay evidencia de un derrame de petróleo.
¿Por qué aparecen en aguas del Plata?
El Río de la Plata, al ser un estuario donde confluyen agua dulce y salada, resulta accesible para cetáceos migratorios como la ballena sei, que recorren esta zona entre verano y otoño.
Así lo explica Diego Rodríguez del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina, a colegas periodistas: “Suelen ser animales enfermos, en los últimos momentos de vida, por lo que es posible que no tuvieran sus sentidos óptimos”.
Mariano Coscarella, también biólogo marino, señala que la especie ha sido vista previamente en la región, aunque no es común encontrarlas varadas en costas urbanas.
Los especialistas recuerdan que el agua dulce afecta su fisiología -la piel, flotabilidad y respiración-, y puede agravarse en ejemplares jóvenes sin experiencia.
Protocolo de remoción y prevención:
Tras los hallazgos, Prefectura Naval del país vecino, delimitó las zonas, impidió el acercamiento al público y remolcó los cadáveres a áreas más profundas y a bancos de arena en el delta del Paraná, para permitir una descomposición controlada y reducir riesgos sanitarios.
Además, se insistió con el mensaje a la ciudadanía: ante un varamiento no tocar al animal y comunicar de inmediato a las autoridades competentes.