GIRA INTERNACIONAL
Uruguay en el mundo: la estrategia de Orsi tras su gira por España y el Mercosur
En su primera gira internacional como presidente, Yamandú Orsi defendió el multilateralismo como herramienta clave para los países pequeños y mostró pragmatismo político en su relación con Argentina. Analistas destacan el uso del “capital moral” de Uruguay y la prudencia diplomática frente a un contexto global convulsionado.
La reciente agenda internacional del presidente Yamandú Orsi dejó en evidencia el rumbo que su gobierno pretende imprimirle a la política exterior de Uruguay. En su paso por España y en su debut en la Cumbre del Mercosur, el mandatario combinó un firme respaldo al multilateralismo con señales de acercamiento estratégico a Argentina, en una región marcada por la polarización ideológica.
Durante la Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo Sostenible en Sevilla, organizada por Naciones Unidas, Orsi planteó que “el multilateralismo no es solo una opción, sino el único camino viable” en un escenario internacional caracterizado por la fragmentación y el debilitamiento de los foros globales. “Estamos convencidos de que es la única vía para soluciones comunes, duraderas y justas”, afirmó.
En su exposición, el presidente reclamó una reforma de la arquitectura financiera global y cuestionó el uso del Producto Interno Bruto como único indicador de desarrollo. Propuso incorporar dimensiones sociales y ambientales, y valoró instrumentos como los bonos sostenibles o los canjes de deuda por desarrollo como herramientas de transformación real para los países en desarrollo.
Orsi también destacó que los países ricos deben aumentar sus compromisos con los más vulnerables, no solo a través de ayuda oficial, sino mediante mecanismos estables y predecibles que impulsen verdaderas transiciones productivas.
El tono y contenido de su discurso fueron valorados positivamente por analistas como Marcos Soto, decano de la UCU Business School, y el internacionalista Fernando López, quienes coincidieron en que Uruguay, como país pequeño, debe encontrar en los organismos multilaterales su principal plataforma de influencia. Ambos expertos resaltaron que Orsi y el canciller Mario Lubetkin están capitalizando el “capital moral” del país —su solidez institucional, democracia consolidada y respeto por los derechos humanos— como ancla diplomática.
Sin embargo, esta apuesta por el multilateralismo contrasta con las corrientes actuales lideradas por figuras como Donald Trump, Javier Milei o Jair Bolsonaro, que impulsan agendas antiglobalistas y escépticas ante fenómenos como el cambio climático.
En la Cumbre del Mercosur, celebrada en Buenos Aires, Orsi reafirmó el compromiso de Uruguay con el bloque como política de Estado y como plataforma esencial para la inserción internacional. Valoró los avances logrados durante la presidencia pro tempore argentina y mostró satisfacción por el acercamiento en la relación bilateral, al punto de invitar formalmente a Javier Milei a visitar Uruguay.
“Estamos encontrando lo que siempre quisimos: que el Mercosur nos potencie”, dijo, al tiempo que pidió una zona de libre comercio más ágil y un mayor tránsito de bienes y personas. Destacó, además, la esperanza de cerrar antes de fin de año el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, que consideró un hito tanto económico como geopolítico. También celebró la concreción del acuerdo con la EFTA y pidió acelerar las negociaciones con Corea del Sur, Canadá, Emiratos Árabes Unidos y El Salvador.
El gesto diplomático hacia Argentina fue interpretado por los analistas como una jugada inteligente. “Eso se llama diplomacia”, resumió Fernando López. Marcos Soto, por su parte, subrayó que el reconocimiento hacia Milei refleja madurez política y una voluntad de avanzar pese a las diferencias ideológicas. A su juicio, este tipo de señales ayudan a dinamizar la agenda del bloque.
En definitiva, la estrategia internacional de Orsi empieza a delinearse con una combinación de principios —basados en el multilateralismo, la cooperación y los valores democráticos— y una dosis de pragmatismo que le permite navegar con cautela en un entorno global incierto, sin romper puentes ni aislar a Uruguay.