África
La desilusión de los jóvenes descubridores del "Diamante de la Paz" de Sierra Leona
La historia de Komba Johnbull y Andrew Saffea, los adolescentes que descubrieron uno de los diamantes más grandes del mundo en Sierra Leona, revela una realidad amarga tras la euforia mediática de 2017.
En 2017, el mundo celebraba el descubrimiento del "diamante de la paz" en Sierra Leona, un país marcado por décadas de conflicto y sufrimiento ligado a la minería de diamantes. Sin embargo, la historia detrás de este extraordinario hallazgo revela una desilusión amarga para dos jóvenes excavadores, Komba Johnbull y Andrew Saffea, quienes, tras seis años, ven empañado su milagroso descubrimiento.
Forzados por la pobreza y la tragedia familiar, estos adolescentes se unieron a un grupo de excavadores patrocinados por un pastor local. A cambio de su incansable labor, recibirían equipo y alimentos, pero si hallaban un diamante, el patrocinador se quedaría con la mayor parte. La esperanza de un futuro mejor llevó a Johnbull y Saffea a soportar duras condiciones y a forjar sueños de riqueza.
El día en que la fortuna les sonrió, descubrieron un diamante masivo de 709 quilates, la decimocuarta más grande del mundo. A pesar de su venta en una subasta por 6,5 millones de dólares, la realidad golpeó a los jóvenes cuando recibieron un pago inicial de solo 80,000 dólares cada uno.
El sueño de Saffea de continuar su educación en Canadá se desmoronó cuando su solicitud de visa fue rechazada, y Johnbull, tras malgastar gran parte de su dinero, ahora se gana la vida fabricando marcos de ventanas de aluminio en Freetown. La falta de reconocimiento por su descubrimiento agrega más pesar a su experiencia, ya que los medios centraron la atención en el pastor patrocinador, dejando a los verdaderos excavadores en la sombra.
A pesar de la desilusión, Johnbull reflexiona sobre su pasado y busca dar un futuro estable a sus hijos.