Punta del Este
Un bautismo mágico en la costa esteña: así celebró la familia Burlando.
En una jornada marcada por la elegancia y la emoción, la familia Burlando celebró en Punta del Este el bautismo de Beltrán, en un entorno donde la fe, el diseño y la ternura se mezclaron con naturalidad. Barby Franco y la pequeña Sarah se robaron todas las miradas con sus looks blancos y una complicidad que aportó las postales más tiernas del festejo.
El cielo encapotado de Punta del Este regaló, este sábado 29 de noviembre, una luz suave y cinematográfica que acompañó una celebración tan emotiva como cuidada al detalle. En el refugio veraniego de la familia Burlando, María —hija de Fernando Burlando y Gabriela García Girotti— bautizó a su hijo Beltrán, de siete meses, en un encuentro que combinó fe, diseño y un inconfundible sello familiar.

Lejos del ritmo urbano, la elección del escenario habló de un estilo propio: naturaleza, arquitectura limpia y la calidez de un clan acostumbrado a celebrar la vida rodeado de afectos. La ceremonia religiosa tuvo su punto alto cuando el sacerdote derramó el agua bendita sobre Beltrán, envuelto en una manta clara y sostenido por su madrina, mientras todos los presentes respetaban un estricto blanco total. Una vela encendida y las hortensias azules a su alrededor aportaron un clima de recogimiento que luego se replicó en redes con la frase: “Se bautizó Beltrán”.
El festejo posterior fue un despliegue visual. Una extensa mesa de madera natural se extendió junto a la piscina de aguas turquesa, coronada por centros de hortensias y mantas dispuestas con elegancia para enfrentar la brisa fresca del día. Cada detalle, desde los platos blancos hasta los individuales de mimbre, reforzó la estética relajada del encuentro esteño. En el jardín, un espejo ornamentado con la inscripción “Los buenos recuerdos se crean. Comencemos”, acompañado por el nombre de Beltrán y la fecha “29.11.25”, ofició de altar simbólico y punto obligado para las fotos familiares.
Entre los protagonistas inesperados de la jornada estuvieron Barby Franco y la pequeña Sarah, la tía menor del homenajeado. Ambas lucieron conjuntos blancos calados que acompañaron la estética general y aportaron una dosis extra de ternura. Se las vio jugar y reír en un camino de tierra bordeado de pastizales, en una secuencia fresca y espontánea que terminó convirtiéndose en una de las postales más entrañables del día.
La familia también sumó estilo en la entrada de la iglesia: María Burlando apareció con un conjunto de rayas y blazer blanco, mientras su pareja eligió un traje verde con camisa clara, combinando sofisticación y espíritu veraniego.
Así, entre sonrisas, arquitectura moderna, flores azules y un clima que osciló entre lo solemne y lo festivo, el bautismo de Beltrán quedó registrado como una celebración cargada de significado. Un encuentro que, fiel a su consigna —“crear buenos recuerdos”—, selló una nueva página en la historia familiar con elegancia, emoción y el inconfundible encanto de la costa esteña.